Artículo publicado en la revista Karate Bushido de noviembre de 2018.
El cuchillo es una herramienta maravillosa, que nos ha facilitado la vida durante siglos. También es un arma formidable de corto alcance que puede usarse para herir o matar, y que sigue siendo relevante dada la facilidad con la que puede obtenerse y ocultarse.
Sin caer en la paranoia, nuestra primera defensa en la calle es la observación y la conciencia de nuestro entorno. Si estamos lo suficientemente presentes, nuestros sentidos y nuestro instinto nos advertirán del peligro, aunque solo sea a través de una ligera sensación de incomodidad, sensación muchas veces ignorada cuando deambulamos o estamos concentrados en la pantalla de nuestro Smart Phone. Ya es demasiado tarde: estamos sorprendidos y debemos reaccionar en lugar de actuar.
Ante el peligro, el nivel de estrés y tensión física al que nos vemos expuestos repentinamente puede derivar con bastante facilidad en una incapacidad total para movernos, a menos que estemos acostumbrados a respirar conscientemente y logremos relajarnos lo suficiente para maniobrar con un poco más de libertad.
En la calle, no hay dos situaciones iguales, pero hay algunas reglas de oro. La primera, ante un extraño que parece agitado, es mantener la distancia suficiente entre él y tú. En primer lugar, esto le permite observarlo de pies a cabeza de un vistazo, o incluso escanear los alrededores. Luego tienes unos segundos suficientes para analizar la situación (descubrir lo que quiere, si está solo, leer su lenguaje corporal, ver si esconde un objeto, etc.) mirar donde nos encontramos, (puertas de salida, objetos que nos puedan servir como protección o armas improvisadas, etc.).
Huir puede parecer una buena idea, pero no siempre es posible: piernas paralizadas, seres queridos que proteger, sin salida, atacante en buena forma física y/o extremadamente agresivo, grupo de atacantes, etc.
Estar demasiado tenso durante una confrontación nos puede costar muy caro. Nos gusta poner el ejemplo de un trozo de carne cruda, y lo difícil que puede ser cortarlo sin un soporte rígido. En otras palabras: cuanto más tenso estés, más profundos serán los cortes. Bajo el estrés de la confrontación, con frecuencia no somos conscientes de nuestro estado físico y emocional, por regla general, están vinculados. La tensión emocional provocará una rigidez física, comenzando en el plexo solar, luego en las caderas, los hombros y, a veces, hasta la mandíbula, a veces incapacitándonos para gritar. Saber permanecer lo suficientemente “neutro” y tranquilo es fundamental para poder actuar con inteligencia.
En Systema utilizamos la respiración como principio fundamental, inhalando por la nariz y exhalando por la boca permitiéndonos manejar mejor la agitación del sistema nervioso y el flujo de adrenalina. En nuestros cursos y seminarios, usamos el cuchillo regularmente como herramienta de aprendizaje y arma de escenario. Los principiantes entrenan con cuchillos de madera, los estudiantes avanzados con cuchillos de metal más pesados y realistas. En lugar de técnicas predefinidas, preferimos enseñar movimiento y relajación a nuestros alumnos.
Nuestros diferentes ejercicios de defensa contra un cuchillo consisten en :
-Analizar la situación, comprender sus efectos y gestionar el estrés del enfrentamiento;
– Quitate del camino del cuchillo, manteniendo la espalda lo más recta posible;
-Si está atascado y no puede moverse, use sus brazos para controlar el brazo que sostiene el cuchillo, con la tensión suficiente para desviar la trayectoria;
-Pasar de ejercicios estáticos (en el suelo y de pie) a ejercicios dinámicos, en los que trabajamos el movimiento. Un blanco que no se mueve es un blanco fácil, y viceversa, incluso y especialmente cuando hay varios atacantes;
-Saber y poder golpear con las manos, puños, codos, utilizar el entorno para redirigir el ataque hacia una pared o un pilar, etc. ;
-Aprender a utilizar las armas improvisadas de nuestra vida cotidiana (paraguas, libros, ropa, cinturón, etc.) para defenderse;
-Trabaja suavemente al principio para no saturar el sistema nervioso, luego aumenta gradualmente la velocidad y la presión emocional y psicológica hasta que puedas manejar situaciones bastante cercanas a lo que puede pasar en la calle.
Ver videos de defensa en DVD o Youtube lamentablemente no te permite progresar ni prepararte para nada. Por lo tanto, le recomiendo que entrene regularmente con socios honestos y un instructor certificado.
¡Ten cuidado y buena suerte en el entrenamiento!
Jerome Kadian